Para evitar otro Hiroshima

Para evitar otro Hiroshima, armas nucleares deben ser prohibidas


Rebecca Johnson, Akira Kawasaki y Tilman Ruff







Hace sesenta y siete años, el 6 de agosto, la primera bomba de uranio explotó sobre Hiroshima con la fuerza de 15 mil toneladas de TNT. Miles de personas murieron por la explosión y la bola de fuego que envolvió la ciudad, y un número similar murió por enfermedades causadas por la radiación y por lesiones durante los días y meses que siguieron. Para finales de 1945, 140.000 personas habían sido asesinadas por esa sola bomba, tres días más tarde, Nagasaki fue destrozada por una bomba de plutonio. Este fue el mismo diseño que Estados Unidos había probado en el desierto de nuevo México tres semanas antes, haciendo que el científico Robert Oppenheimer, líder del proyecto Manhattan, reflexionara sobre como se había convertido en un "destructor de mundos". En los 40 años siguientes, los cinco miembros permanentes del Consejo de seguridad de la ONU (Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña, Francia y China) acumularon unas 70.000 armas nucleares, con una fuerza combinada de explosiva de 15 millones de toneladas.



En Octubre de este año, se conmemorarán 50 años desde la Crisis Cubana de los misiles, cuando los presidentes Kennedy y Krushchev gestionaron – por suerte tanto como juicio – suspender una Guerra nuclear que estaba a punto de comenzar. Hubo otros cuasi accidentes causados por errores de cálculo y acciones militares,, antes de que la sociedad civil del mundo presionara para que se iniciara una reducción de armas nucleares y que puso fin a la guerra fría. Explicando por qué llegó al Presidente Reagan para discutir el desarme nuclear en 1986-7, el presidente Gorbachov resaltó la influencia de movimientos de paz y los estudios de "invierno nuclear" por parte de científicos estadounidenses y soviéticos, que han demostrado que una guerra nuclear soviética causaría una devastación ambiental planetaria y una congelación que podría extinguir la vida en la tierra.



Veinte años después de que fue derribado el muro de Berlín, la mayoría de las personas prefieren ignorar el terrible hecho de que miles de armas nucleares todavía ponen en peligro la vida en la tierra. Medios de comunicación y políticos occidentales hacen que suene como si los problemas principales son los del programa nuclear de Irán y el riesgo de terrorismo nuclear. Irán realmente no tiene armas nucleares y Ayatolá Jamenei dijo recientemente que eran "Haram" – religiosamente prohibido por el Islam. No obstante, el enriquecimiento acelerando de uranio de Irán y actividades relacionadas con temas nucleares y actividades de misiles preocupan, no solo porque países vecinos como Pakistán, India e Israel so tiene armas nucleares, e Irán tiene una capacidad nuclear que cambiaría la seguridad y las relaciones en el Medio Oriente, Teherán decide o no armarse



Entre ellos, Israel, Pakistán e India podrían tener entre 300-400 armas nucleares, añadido a las casi 19.000 todavía en poder de los cinco paises que poseen armas nucleares reconocidos por el Tratado de no proliferación de 1968 (TNP). Estos arsenales – y las doctrinas y operaciones a su implementación – son las amenazas que nos deberían preocupar más. Ahora, una guerra nuclear puede ser menos probable, pero estudios recientes demuestran que una guerra nuclear regional podría causar hambruna global, poniendo en peligro más de 1 billón de personas.



Los nuevos estudios de "invierno nuclear" actualizan la investigación de la década de 1980, examinando el uso de armas nucleares de hasta 100 veces el tamaño de la usada en Hiroshima, en centros urbanos en la India y Pakistán. Este escenario regional limitado (0,04% de la fuerza explosiva en los arsenales de hoy) reconoce la problemática de la disuasión y vecinos sospechosos podría reproducir los factores de riesgo que condujeron a la Crisis de los misiles cubanos, incluyendo el error de cálculo, la falta de comunicación, la escalada militar y, potencialmente, comandantes con exceso de poder. Las capacidades de cibernética creciente en muchos países añaden una dimensión extra de peligro volátil a una mezcla explosiva.



Millones de toneladas de humo tiznado serían generados por las explosiones nucleares en la atmósfera superior. Cielos se oscurecen, las temperaturas en todo el planeta caería en un promedio de 1,25 grados centígrados y la precipitación podrían interrumpirse. Además de la contaminación radiactiva generalizada, estos efectos de clima persistirán durante una década, con consecuencias devastadoras para la agricultura, la salud y los ciclos de vida de muchas especies. Además de las decenas de millones que morirían de los efectos directos de las detonaciones nucleares en las principales ciudades de una región como Asia meridional, más de 1 billón de personas alrededor del mundo se pondría en riesgo de muerte por hambruna. Luego del desastre, las epidemias infecciosas y el conflicto serían problemas adicionales.



La Cruz Roja ha determinado que si las armas nucleares fueron usadas hoy en día, cualquier intento de responder o hacer frente a las necesidades humanitarias de los supervivientes serían totalmente abrumado. Estos nuevos estudios de clima y salud demuestran que una guerra nuclear limitada, regional tendría un impacto en la salud global y consecuencias humanitarias en una escala nunca visto antes, independientemente de si viven en una "zona libre de armas nucleares", tales como cubren África, América Latina, el Pacífico y Central y el sudeste asiático.



Al recordar la devastación causada por dos bombas nucleares relativamente pequeñas en agosto de 1945, no podemos permitirnos ser complacientes. Proliferación y las amenazas nucleares seguirán mientras algunos países valoran y mantienen estas armas de destrucción masiva que son profundamente inhumanas. Un Tratado de prohibición de las armas nucleares es necesario y más asequible que nunca. No debe perderse esta oportunidad de eliminar los peligros de armas nucleares.

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